Las posibilidades que nos da la tecnología para consultar información son cada vez mayores y la exposición de los usuarios a las redes sociales genera una avalancha incontrolable de mensajes con una gran cantidad de datos, donde no siempre nos detenemos a pensar en su origen o veracidad.
La instantaneidad se está convirtiendo en un asunto preocupante. Estamos ante un compendio de acontecimientos que están marcando el día a día de nuestro entorno. La visibilidad, notoriedad e inmediatez de la información están generando constantes renovaciones semánticas en los usuarios, impidiendo una mejor valoración de la información.
Ante esta aceleración en la comunicación, las redes sociales se convierten en campo fértil para intoxicar la conversación. Los asuntos políticos están propiciando una modificación en las comunidades digitales. La batalla política se está llevando a cabo en las redes sociales y su objetivo es claro: influir en la opinión de las personas para motivar un cambio en la percepción sobre los asuntos de gobierno.
Los diversos actores de trascendencia digital pretenden centrar y monopolizar la conversación para dispersar la opinión de la comunidad y con ello tratar de imponer-intoxicar la información para modificar y dirigir percepciones.
Para orientar esta intoxicación, principalmente en temas de política, los participantes recurren a tres acciones básicas para ganar la conversación e influir en la comunidad con la clara intención de imponer una visión particular de las cosas:
- Lo que se busca hoy es dominar la conversación: No bastan unos cuantos mensajes, se necesitan cientos o miles para hacerse presente. Lo que interesa es generar volumen para masificar mensajes donde se justifique porqué una acción está bien o mal planteada. A través de la repetición, se pretende establecer un comportamiento digital generalizado que invite a la audiencia a adherirse a ese mensaje, que lo haga suyo y forme parte de él. La intención es alterar el debate callando a la oposición, a las voces críticas o, por el contrario, denostar a quienes dudan del gobierno.
- Todos tienen la razón y buscan persuadirte (o destruirte): Si no puedes conseguir que te crean, al menos consigue que no crean en el otro. La intención es que, a través de estrategias elaboradas por grupos de poder, se pretende construir mensajes e imágenes que propicien la movilización de emociones en la comunidad. Lo que se persigue es impedir el diálogo y el debate, se trata de direccionar una postura y sostenerla hasta el fin. En este punto es fundamental el uso de líderes de opinión o influenciadores para dirigir a las audiencias los contenidos y generar con ello una cierta credibilidad.
- Cada uno tiene fuentes confiables de información: Lo que pretende es construir una versión alterada y atípica de la realidad para elaborar información dirigida, es decir, producir mentiras o medias verdades a partir de sospechas fundadas o infundadas por la comunidad. Esta construcción de materiales informativos a modo es ejecutada con la intención de hacerla entendible para cualquier público y que el mensaje de la pieza provoque su retransmisión para volverlo viral. La intención es jugar con el prejuicio de la gente para direccionar su atención y con ello volver creíble el argumento.