En México viven 46.5 millones de mujeres de 15 años y más. Siete de cada diez han enfrentado violencia de algún tipo en su vida. En cuatro de cada diez casos los agresores han sido las parejas o esposos. Esta situación se agrava cuando las mujeres se casan antes de los 18 años.

El nivel más alto de violencia es el feminicidio, que se define por el asesinato de mujeres debido a su condición de género. El año pasado el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), registró tres mil 800 defunciones por homicidio de mujeres, el más alto en los últimos 30 años, esto es que cada día matan a más de 10. De esta cifra, más de un tercio se clasificó como feminicidio. Los estados con un mayor número de casos son Veracruz, Estado de México, Ciudad de México y Puebla.

En nuestro país las mujeres son mayoritariamente las víctimas de delitos con carácter sexual: 75% de quienes sufren algún abuso, 76% de incidentes de violencia familiar, 80% de casos de violación ¡y 91% de los casos de incesto son mujeres!. La probabilidad de ser víctima de un delito sexual aumenta 300% por la condición de género.

Cada semana escuchamos una historia que rebasa nuestra capacidad de sorpresa por la violencia y la saña de los crímenes con connotación sexual. La razón por la que las mujeres marcharán en las calles el domingo 8 de marzo y pararán actividades el 9, es algo muy sencillo y necesario: luchar para que todas las personas tengan derechos humanos y para que las mujeres puedan salir a la calle sin estar expuestas a que las violen o maten.

¿Qué tanta empatía hacia el movimiento observamos en redes sociales?

StreamicsLab llevó a cabo una escucha digital para conocer quiénes están participando, cuáles son los temas principales y qué les preocupa. Este ejercicio se realizó del 18 al 25 de febrero. Se registraron 291 mil tuits y un 10 por ciento de contenidos únicos.Las entidades con más participantes fueron la Ciudad de México, Puebla, Nuevo León, Jalisco y Veracruz. Ciudad de México, Puebla y Veracruz coinciden con las de mayor índice de violencia registrada en el 2019.

El primer dato que sorprende es que 42% de los usuarios tienen empatía por la marcha. Es sorpresivo porque más de la mitad de quienes conversan no simpatizan o no consideran importante registrar la fecha. Un 14% se refiere a las acciones de lucha de las mujeres en diferentes dimensiones (economía, social y laboral) y relata acciones emergentes de apoyo para lograr mejores condiciones de vida. Un 13% se enfoca en la defensa o detracción de la política de este gobierno. El 13% de quienes conversan narran casos de violencia hacia las mujeres y un 10% rechaza la participación de los hombres en la marcha. Podría decirse que este es el componente más radical de la conversación, menos flexible y que apunta a la monocausalidad de la situación de las mujeres. Este porcentaje percibe a los hombres como los agresores y los rechaza en el movimiento, en lugar de considerarlos parte de la solución.

Lo que se analiza no parece reflejar la gravedad del asunto. La conversación se empaña con temas políticos, trivialidades, bromas, fobias y filias. La violencia contra las mujeres es un problema cultural y para solucionarlo se requiere generar conciencia y conversar continuamente para modificar los esquemas sociales y familiares. Los grupos feministas han tenido logros fundamentales, pero estamos muy lejos de lograr una sociedad sin violencia para las mujeres por su condición de género.

Es preocupante que seis de cada diez personas que conversan en las redes sobre el #8M no hagan explícita su empatía. Es probable que este dato cambie en los próximos días. En StreamicsLab lo vamos a observar, escuchar, analizar y reportar.

Roberto Femat

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