Los tiempos que vivimos, inmersos dentro de la pandemia del Covid-19, marcan la historia cotidiana del mundo y, por supuesto, de nuestro país.

Este momento de fragilidad social histórica, genera vulnerabilidad a niveles sanitarios y económicos. Sin embargo, esta vulnerabilidad es un campo de cultivo en el área de la comunicación, particularmente en redes sociales.

Estamos ante una situación de emergencia, no obstante, para algunos esa emergencia no es sanitaria, ni social, mucho menos económica, sino de posverdad.

La red se encuentra en un momento tóxico donde se evidencia un desdoblamiento narrativo, más no estratégico, para direccionar una distorsión de los hechos de manera deliberada para influenciar a los usuarios en redes sociales.

La intención es simple, tomar los contenidos informativos y redireccionarlos intencionalmente para crear nuevas piezas que apelan a la emoción para moldear la opinión pública digital.

Dos bandos (Pro-4T y Anti-4T) están apostando por modificar la narrativa digital, alterar la percepción para convencer y atraer nuevos elementos a su causa.

A través de 4 acciones concretas están apostando por dividir la opinión digital y con ello posicionar su posverdad.

Posicionar: La pereza mental, el sesgo informativo, la falta de resistencia a evaluar los contenidos y la confusión propician que los temas logren mayor notoriedad y se propaguen con mayor facilidad. La principal intención de las estructuras Pro y Anti-4T es colocar su visión y posicionarla por encima de cualquiera.

Anular: Minimizar y ocultar los resultados realizados. Lo importante es crear una reacción en los usuarios donde pese más la negación y la falta de evidencia; es diluir los hechos a través de la distracción de la crítica sin sustento, pero con evidencia emocional.

Ofender: El recurso del insulto como un reflejo visceral de la contraparte y con ello anular su capacidad de argumentación. La intención se podría complementar en la denuncia del usuario por violar las reglas de la red social y así generar la baja de la cuenta y quebrantar al enemigo.

Oprimir: La superioridad moral y de raza como elementos clave para hablar con autoridad. El último recurso emocional para someter la narrativa y llevarla hacia el terreno de la descalificación.

Estas acciones están propiciando una contaminación en los contenidos de las redes sociales. Hoy hacen falta acciones de comunicación que propicien un mejor entendimiento y generen empatía entre la sociedad ante la situación de salud y económica por la que atraviesa el mundo.

Mientras no existan estos puentes comunicantes, la posverdad y la contaminación digital continuarán presentes y minando el consumo de contenidos y piezas de valor informativo.

-Emerson Navarrete

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