El proceso electoral en Estados Unidos ha sido el centro de atención para propios y extraños, aun para
aquellos que no están interesados en temas políticos. Los medios de comunicación y los analistas
describían un enfrentamiento entre un bully (Donald Trump) y un «protector» (Joe Biden).
Al final del día de las elecciones o mejor conocido como supermartes, el actual presidente se mostraba
confiado con que los resultados le favorecerían, por otra parte, Biden mantenía la compostura y pedía
tiempo para conocer los resultados.
Fue larga la espera y por primera vez en la historia de Estados Unidos, los resultados no se anunciarían
ese mismo día. La pandemia por Covid-19 provocó que muchos estadounidenses votaran por correo con
anticipación a sabiendas de que esas «ballots» tardarían hasta una semana en llegar.
Hoy, el resto es historia, Joe Biden alcanzó la mágica cantidad de 306 votos electorales para convertirse
en el 46° presidente de los Estados Unidos de América. Sin embargo, todos y nadie esperaban que Trump
pusiera a trabajar a su equipo legal para intentar sabotear las elecciones.
En Twitter, la red favorita de @POTUS, sus seguidores y hordas de bots provocaron comportamiento
inusual, esta situación atípica describía conductas peculiares en torno al sistema electoral. En
StreamicsLab realizamos un análisis de esta plataforma digital y pudimos observar que granjas de cuentas
administradas bajo el prefijo de MAGA (Make America Great Again) promovieron un llamado a los
ciudadanos para relevarse en contra del sistema, mismo que le dio en 2016 el triunfo a su candidato. Esta
argucia buscó que la conversación digital girara en torno a la molestia y al descontento por la política del
país, no obstante, todo tendió a inclinarse por el desinterés expresando su frustración con Trump y su
incapacidad para aceptar su derrota. Es importante señalar que hubo cuentas de personas reales que
también expresaron molestias por el sistema electoral, sin embargo, fue una minoría.
Esto es una muestra de lo que sucede cuando un presidente populista llega a la cúspide. Trump intentó
convencerse de que únicamente aquello con lo que trabajó le dio el poder años antes (redes sociales),
pero se le olvidó que las sociedades avanzan y aprenden, y que eso mismo que le ayudó en primera
instancia fue también lo que se lo quitó. Su estrategia de llevar la parcela digital a lo terrenal para intentar
recuperar su dominio no le funcionó.
A pesar de todo, nada está decidido. Las artimañas legales y políticas pueden retrasar la proclamación de
Biden hasta el 8 de diciembre, fecha límite para concluir el proceso.

Leave a Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *